La idea surgió en el año 1997 para trasladar a la opinión pública la importancia de la biblioteca como lugar de encuentro de los lectores de todas las edades con la cultura, y como un instrumento de mejora de la formación y la convivencia humana.
En nuestro país este día está dedicado especialmente al público infantil y juvenil.
Enlaces sobre el Día de la biblioteca. Consejería de Educación: Planes y Programas. Portal de Lectura y Bibliotecas Escolares.
- Novedad en Planes y Programas:
http://www.juntadeandalucia.es/educacion/webportal/web/planes-y-programas/novedades/-/contenidos/detalle/dia-de-la-biblioteca-1acko95b26ej5
- Novedad en Lectura y Bibliotecas:
http://www.juntadeandalucia.es/educacion/webportal/web/lecturas-y-bibliotecas-escolares/detalle-novedades/-/contenidos/detalle/dia-de-la-biblioteca-1acko95b26ej5
El siguiente texto ha sido extraído de la revista Babar.
Babar es originariamente una revista impresa que nació en 1989 como una
experiencia de animación a la lectura en el
colegio Federico García Lorca de Arganda del Rey, de manos de Antonio Ventura y su grupo de alumnos.
Con el paso del tiempo, la revista se fue profesionalizando cada vez más, y lo que en un principio no era sino una actividad extraescolar fue difundiéndose y ampliándose hasta llegar a convertirse en lo que es hoy, un portal especializado en literatura infantil y juvenil con difusión internacional.
El pregón de este año, que reproducimos a continuación, es obra del escritor Gonzalo Moure (Premio Cervantes Chico 2017), y el cartel ha sido realizado por el ilustrador Alfonso Zapico, Premio Nacional de Cómic en 2012.
El día de la luz
Vengo del desierto del Sáhara, de inaugurar una biblioteca. Está en Dajla, el más alejado, el más olvidado de los cinco campamentos de refugiados saharauis. Es la cuarta biblioteca que construimos, y es preciosa. En el centro hemos plantado árboles, para que los niños y los jóvenes del Sáhara puedan experimentar el gozo de sentarse a su sombra a leer un libro. No queremos que esa biblioteca sea ningún “templo de silencio”, sino más bien un espacio para del sonido, para el ruido. Una biblioteca que ya es el lugar más hermoso del campamento. Un espacio para desear ir a buscar lectura, pero también amistad, sueños compartidos. Incluso amor. Un lugar en el que enamorarse mirando unos ojos por encima de un libro. Porque al fin y al cabo, la biblioteca es el lugar en el que se descubre al otro, de papel o de carne.
En una película inolvidable, la mejor película de ciencia ficción de la historia, 2001, una odisea del espacio, aparece un monolito cada vez que el hombre se dispone a dar un salto cualitativo. Kubrick, su director, debería haber puesto un libro en su lugar. Porque han sido los libros los que han marcado el ritmo de los cambios del ser humano. Porque el libro es el laboratorio del hombre, el lugar en el que se experimenta con emociones, descubrimientos, utopías, apuestas. Somos lo que somos porque hemos pensado y escrito sobre cómo ser y sobre cómo no ser. Y seremos lo que pensemos, lo que piensen y escriban las próximas generaciones.
Así que una biblioteca no es solo un lugar en el que invitar a leer, sino también, o por eso, un lugar en el que invitar a escribir. Las bibliotecas del siglo XXI son, pueden ser, tienen que ser el semillero de nuevas novelas, nuevos monolitos, mojones de nuestro futuro. Si el siglo XX fue sin duda el siglo de la lectura, el siglo XXI puede llegar a ser el siglo de la escritura, ya lo está siendo.
Por todo eso construimos bibliotecas en los campamentos del desierto. Porque no son solo para los saharauis. Las paga nuestra sociedad civil, mediante socios adultos, y mediante actividades solidarias en colegios, institutos y bibliotecas. Y los alumnos y lectores que las sufragan se hacen conscientes de lo extraordinario que es tener una biblioteca, aprenden a valorar la suya, a defenderla. Cada biblioteca del desierto tiene detrás a miles de niños, jóvenes y adultos que la han hecho posible con su pequeño esfuerzo. Sumando. Cada lector saharaui tiene a su lado a miles de lectores, más conscientes de la importancia de una biblioteca, porque con su trabajo se ha construido una, en un clima y un lugar tan hostil.
Piensa en tu biblioteca. Hubo un día en el que esa biblioteca no existía. Alguien la soñó, luchó por ella, la llenó de libros y también de sueños. Hazte del equipo de ese alguien que la hizo posible, lucha por un mundo en el que no haya un ser humano que no tenga cerca una biblioteca, o un amoroso bibliobús. Que no haya un solo niño, joven o adulto, que no roce la mano de una bibliotecaria que le aconseje, que le oriente en el laberinto. Que es lo mismo que decir que no haya un solo ser humano conectado a lo que fue, lo que es y lo que será.
En tu mano hay millones de manos, estrechando la tuya, acompañándote en el camino. Tiernas o callosas, pequeñas o grandes. En el libro que te espera en la mesilla de noche o junto al sofá, hay millones de libros. Ingenuos o complejos, humildes o lujosos. Pero todo preciosos. Conectados todos por un invisible hilo de plata que une mano con mano, estantería con estantería, un hilo inacabable y luminoso. Inacabable, y así sea. Hoy es el Día de la Biblioteca, que es lo mismo que decir El día de la Luz.
Feliz día, feliz siglo.